CARTAS DE AMOR- VII

Querido:


¡ que fuertes debemos ser en estos momentos difìciles que nos toca vivir!

¡ cuanto debemos amarnos en estas horas oscuras!

Nos elegimos aceptàndonos mutuamente en esa noche de luz y primavera. El salòn de baile estaba lleno. Y no fuè todo al vernos ... sino que, cuando ajustamos el paso y el cuerpo en la danza ... encajamos perfectamente.
Y el escàndalo despuès, de nuestros conocidos y familiares.
Claro.
Por la diferencia de edad.
¡ es que soy doce años mayor que tù !

Hace nueve meses que nos casamos, y el amor sòlo, no puede contra la enfermedad, la falta de trabajo y el no poder pagar el alquiler.

Por eso amor, no es momento de flaquear.

¡dios mìo! Danos fuerza, sabidurìa, discernimiento.
En estas horas crìticas, necesitamos màs que nunca, sabidurìa pràctica.
¡Ayùdanos Dios!
Mi amor y yo te necesitamos ... sino ... ¿què nos queda? ¿separarnos?
Tù a la casa de tu madre, yo, a la casa de mis hijos.

Bien sabes amor como hemos sido felices.
Còmo, la juventud, dormida en nuestro corazòn, explotò hacia fuera ... y nos abrazò...envolvièndonos en un halo tenue, vaporoso, transparente.
El halo del amor que todo lo cubre, todo lo hace hermoso.
Un halo que se nos engancha en las espinas de la vida, en las preocupaciones.
Se nos engancha pareciendo que se rasga en mil jirones ... momento a momento ... y no sè, si se rasga, si lo podremos unir nuevamente.

¿quedarà como costuras de una herida que no cierra?
¿o serà una delicada y fina cicatriz, como cuando una hàbil aguja zurce la delicada trama de la tela?
No lo sè.

Mis años, experiencias, amores, no dan una vista alegre del amor maltratado... pero ¿fuè amor?

Este amor nuestro puede sufrir enganches, pero no roturas.
Siento que para los dos, es nuestra oportunidad de amar.

Por eso querido, al volver esta tarde, encontraràs el mantel nuevo en la mesa redonda y el servicio del mate, listo para ser usado, las flores recièn cortadas en un vaso con agua y yo, con los cabellos limpios y la cara lavada, con ojos brillantes y una sonrisa clara en los labios apenas retocados, abiertos, para recibirte con un beso anhelante.

Un beso càlido.
Tuyo.

Te espero, amor.

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